Mittwoch, 24. August 2011

Imaginación y destino - De Augusto Monterroso

En la calurosa tarde de verano un hombre descansa acostado, viendo al cielo, bajo un árbol; una manzana cae sobre su cabeza; tiene imaginación, se va a casa y escribe la Ode a Eva.

En la calurosa tarde de verano un hombre descansa acostado, viendo al cielo, bajo un árbol; una manzana cae sobre su cabeza; tiene imaginación, se va a casa y escribe la Ley de la Gravitación Universal.

En la calurosa tarde de verano un hombre descansa acostado, viendo al cielo, bajo un árbol; una manzana cae sobre su cabeza; tiene imaginación, observa que el árbol no es un manzano sin una encina y descubre, oculto entre las ramas, al muchacho travieso del pueblo que se entretiene arrojando manzanas a los señores que descansan bajo los árboles, viendo al cielo, en las calurosas tardes del verano.

El primero era, o se convierte entonces para siempre en el poeta sir James Calisher; el segundo era, o se convierte entonces para siempre en el físico sir Isaac Newton; el tercero pudo ser o convertirse entonces para siempre en el novelista sir Arthur Conan Doyle; pero se convierte, o lo era ya irremediablemente desde niño, en el Jefe de la Policía de San Blas, S.B.

Dienstag, 14. Juni 2011

Quiero - De Jorge Bucay

Quiero que me oigas sin juzgarme
Quiero que opines sin aconsejarme
Quiero que confies en mi sin exigirme
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mi
Quiero que me cuides sin anularme
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mi
Quiero que me abraces sin asfixiarme
Quiero que me animes sin empujarme
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo mi
Quiero que me protejas sin mentiras
Quiero que te acerques sin invadirme
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten
Que las aceptes y no pretendas cambiarles
Quiero que sepas...que hoy puedes contar conmigo...
Sin condiciones.
 

Donnerstag, 28. April 2011

El cuento de la niña del bosque

Érase una vez una chica que vivía en una casita en un claro en medio de un bosque muy, muy grande. No vivía sola, vivía con su abuelo que tenía por lo menos 90 años. Él no podía ver mucho no oír muy bien.

Cada día la niña preparaba la comida para su abuelo y para sí misma, limpiaba la casita y alimentaba a los animales que tenían para recoger huevos, leche y de vez en cuando pollo y carne.

La niña no tenía ninguna persona para jugar, cantar o correr por el bosque. Su abuelo era su único compañero. Él solía contarle muchos cuentos y ninguna vez le contaba el miso cuento. La niña se sorprendía cómo su abuelo podía saber tantos cuentos. Jamás le preguntó.

Además, la níña tenía muchos amigos en el bosque. Era así proque ella sabía las idiomas de los animales. Discutía con los corzos dónde podían descubrir las flores más bonitas y mas coloridas, le preguntaba al oso dónde había miel y peces para pescar con redes y a veces hablaba con el erizo que se interesaba dónde podía encontrar caracoles y larvas para sus hijos. También a ella le gustaba charlar con las mariposas que siempre eran muy felices y amables. Era un placer grande hablar con los pájaros. Ellos no sólo cantaban muy bien sino también sabían lo que pasaba en el bosque y en los pueblos cercanos. Su mejor amigo era el búho que vivía en el hueco del abeto detrás de la casita. El búho era muy sabio y siempre tenía buenos consejos para nuestra niña. Ella pensaba que el búho era mayor que su abuelo.

Había una cosa que preocupaba a nuestra niña del bosque. Sabía que su abuelo no podía vivir para siempre e iba a morir un día tarde o temprano. Ella se sentía un poco triste cuando reflecionaba sobre el asunto. El día anterior había conversado con el búho y él también le contestó que su abuela no podía vivir para siempre.

La niña se dio una vuelta a lo largo del arroyo, pasando por las viviendas del erizo con su familia, de la madre zorro con sus dos hijos, del oso lavador y del gorzo real. Los pájaros le acompañaban pero sus canciones felices no le podían alegrar. Anduvo por un rato largo hasta que ella llegó en una parte del bosque adonde nunca había estado antes. Encontró una cueva y entró. Dentro, vió a un enano y se asustó muchísimo. El enano le dijo:

"No te asustes!
Soy Gimlaban, un enano amable y pacífico. Sé que tu eres la niña del bosque que vive con su abuelo en la casita bajo el arroyo. Me han dicho los animales del bosque. Me han dicho también que te preocupes por tu abuelo. Puesto que has cuidado a tu abuelo muchas años sin lamentarte ni quejarte, puedes pedir tres deseos."

La niña pensó un ratito y finalmente respondió:

"De acuerdo. Mi primer deseo es por fin entender el subjuntivo. Lo ha estudiado bastante tiempo pero no lo entiendo todavía. Me parece una parte de la lengua español que nunca voy a entender."

El enano respondió:

"Eso era antes. Ahora te ha dado la capacidad de entenderlo."

A partir de este momento la niña sabía el subjuntivo y nunca más hizo fallas.

El enano le preguntó:

"Cuál es tu segundo deseo?"

La niña respondió:

"Mi segundo deseo es una bicicleta todo terreno moderno. Me gustaría una de color naranja, con neumáticos anchos, frenos de disco y buena suspención."

Apareció una bicicleta todo terreno flamante y reluciente en la cueva. Los ojos de la niña brillaban.

De nuevo, el enano le preguntó:

"Cuál es tu tercer deseo?"

La niña respondió:

" Mi tercer deseo es conocer a un chico amable, simpático y deportivo a quien le guste tambien ir en bicicleta todo terreno. Podríamos hacer vueltas extendidas y subir todas las colinas y montañas de la región."

Apareció un hombre joven con la misma bicicleta todo terreno de color negro. El chico cogió a la níña de la mano y juntos fueron a la casita de la niña y su abuelo.

Vivían en la casita junto con el abuelo que se alegró mucho por la suerte de su nieta hasta el día en que se murió. La niña y el niño vivieron en la casita, fueron de bicicleta todo terreno cada día y fueron buen amigos de los animales del bosque.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.